Puerta 13 de Villalba de Rioja
La suerte del 13
Juana Aucejo
Al salir del ascensor Clara levantó la mirada para ver el brillante número 13 que lucía en lo alto de la puerta que tenía enfrente. Sonrió. Su novísimo apartamento, su espacio, su mundo y la mitad de sus ahorros invertidos. Puerta trece del número trece de aquélla calle. Qué locura, y qué aventura.
La inmobiliaria le había ofrecido el apartamento, difícil de vender por esa reincidencia con el número 13, a un precio notablemente menor al que merecía y lo más importante muy por debajo del que se hubiera permitido pagar. Para ella fue un regalo del cielo y firmó el contrato ¡vaya si lo firmó!
Nunca había sido supersticiosa y ahora menos que nunca ¿cómo era posible que por un trece se dejara perder una oportunidad así? Pobre trece, le estaba agradecida y como un pequeño homenaje a él busco a través del ordenador la buena suerte del número 13, pero no, lo que encontró documentada era su mala fama.
Considerado desde la antigüedad de mal augurio porque en la Última Cena de Jesucristo trece fueron los comensales; porque la Cábala enumera a 13 espíritus malignos al igual que las leyendas nórdicas; el capítulo 13 del Apocalipsis se corresponde con el anticristo y a la bestia. Una leyenda escandinava cuenta que en una cena de dioses el espíritu del mal era el 13° invitado, con lo fácil que hubiera sido cambiarle el orden! También fue en la noche del 13 de octubre de 1307, viernes, en que la orden de los Caballeros Templarios perseguida por la Santa Inquisición fue arrestada simultáneamente en toda Europa y en la carta XIII del Tarot se referencia a la muerte.
Aquí no pudo por menos que recordar al vidente que le había enseñado a conocer las cartas del Tarot: no había que temerlas, cada una en su significado es una circunstancia a la que sigue otra y otra. Así en el temido 13 la muerte no significa más que el fin de una etapa tras de la cual viene otra. Nos sucede cada vez que emprendemos un nuevo proyecto, un cambio en nuestra vida.
Clara estaba en ese momento, en el comienzo de una nueva etapa. Tras el cierre de su empresa había vendido su apartamento y se había trasladado de localidad para iniciar un nuevo negocio, en apenas una semana ya era dueña de esta confortable vivienda. Se sentía contenta y con fuerza.
Esa noche el sueño la envolvió con una dulce sensación de triunfo, la firme convicción de que todo estaba bien y un gracias 13 en el pensamiento.
Detalle de una pueta en el pueblo de Villalba de Rioja
Seguro que el ugandés Stephen Kiprotich gandor de la medalla de oro en la maratón de los Juegos Olímpicos de Londres, no opina que el Nº 13 sea un número fatídico y de mala suerte.
El domingo, cuando se estaba celebrando la prueba, y él todavía iba por detrás de los dos grandes favoritos Wilson Kiprotich y Abel Kirui, me fijé que en el dorsal llevaba el número 1331, e inmediatamente me dije "él va a ganar" y así sucedió
Muy guapo relato, yo nací en trece, y ademas creo que era martes
ResponderEliminar