miércoles, 20 de enero de 2016

UNA 13 DE SHANGHÁI - CHINA

Hay un dicho que dice que más vale tarde que nunca, y eso es lo que hoy me he dicho, cuando en mi Facebook he visto estas fotos de un edificio con la numeración 13 que mi amigo Leopoldo Trillo Figueroa fotografió para mi cuando estuvo en China.  


Cuando me enteré que iba a viajar a este país le dije que no se olvidase de fotografiarme una puerta 13. pero a pesar de que me dijo que si que la había fotografiado, nunca me la enviaba, y creo que de eso hace ya unos dos años.  

Pero hace unas semanas me prometió que hoy me las enviaría y, cómo podéis ver ha cumplido su promesa. Aunque tengo que deciros que también me preguntaba, el porqué había elegido este día para enviarlas. Pero nada más leer el siguiente mensaje que junto a ellas me ha enviado, enseguida lo he sabido. "A Leo, cómo los amigos le llamamos, le encanta hacer juegos con las palabras" 


UNA PROMESA.
Hoy cumplo una promes y mes y mes y mes... hace que hice.
Dicen que el número 13 da mala suerte, pero también dicen que la excepción confirma la regla. He de reconocer que me agrada más la segunda afirmación que la primera.
Hace ya algún tiempo, en el taller de escritura al que asistía en la UJI, la profesora, mi hoy buena amiga Rosario Raro, nos dijo que en su larga estancia en Perú conoció a Paca y que, entre otras cosas, porque Paca es muy polifacética, tenía un blog en el que estaba poniendo fotografías de puertas de edificios. Eso sí, todas ellas tenían en común el número 13.
Por eso digo que la excepción confirma la regla. Gracias al número 13 y a que, con un simpático comentario sobre el parecido entre trece y recé, le envié una foto de la puerta de la iglesia de Gúdar (Teruel), que tiene ese número, conocí a Paca Sapena y desde entonces nos apreciamos.
Cuando el año pasado fui a China le dije a Paca que le traería la foto de una puerta 13. Ella me creyó, no tenía motivos para no hacerlo. Ya le había enviado otras.
He de reconocer que me obsesioné cuando, pese a mi buena voluntad, no conseguí por unos u otros motivos hacer una foto medianamente digna. Normalmente íbamos en grupo y nos desplazábamos en autobús. No nos podíamos perder. La ciudad de Benjing, por si no lo sabéis, tiene una extensión de 16.800 km2 (como tres veces la Rioja o algo más del doble de la de Castellón).
Yo no buscaba puertas 13 normales, quería que tuvieran algo especial. Pero o no tuve suerte o mi listón selectivo lo puse demasiado alto. Lo cierto es que ninguna me satisfacía plenamente. Hice algunas pero no la que yo quería.
El último día, de camino hacia el hotel de Shanghai para ir al aeropuerto, alguien del autobús le dijo a la guía si podíamos detenernos un poco en el bund (malecón) de Puxi, en una parte del río Huangpu, desde el que se divisaba la parte más moderna de Shanghai, Pudong, y en la que se encuentran esos edificios que parecen una réplica del skyline neoyorkino.
BUScando donde aparcar el BUS, apareció ante mi vista lo que ya daba por perdido. Una inigualable puerta 13. Era la puerta que yo quería llevarle a Paca para cumplir mi promesa.
Al detenerse el autobús, acordando previamente con la guía el lugar y la hora del reencuentro, salí corriendo con mi cámara para fotografiar ese edificio. Un edificio histórico que fue construido en 1927 y que es la sede de la aduana de la ciudad.

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