¿Sabías que existe una enfermedad llamada "triscaidecafobia" que es el miedo al número 13? Se dice que las personas que la sufren se quedarían en sus casas los martes o viernes que coinciden con esta fecha, sienten tanto miedo a este número que ni pueden verlo, y ni tan siquiera permiten que se les hable de él.
Y esto es debido a que en nuestra cultura se le señala como un número siniestro, y además se le asocia a desgracias, adversidades, y mucha negatividad. Pero, también hay quien dice que este peculiar número les trae buena suerte.
Y cómo tenía por costumbre hace ya algún tiempo, hoy, aunque no tiene nada que ver con el Nº 13, también os dejo un relato de mi amiga Rosario Raro
DE INCÓGNITO
Me veo y no me lo creo. El día de mi graduación allí tan elegante con mi traje, después de mi discurso, mis calificaciones ampliadas con todos los honores porque hay que reconocer que retóricos somos un rato. Además estas celebraciones demuestran que somos un espejo maltrecho de los EEUU o de los USA in english. En una viñeta vi una vez que aparecían los países de América del Sur como los USADOS.
Hablamos tanto porque necesitamos explicarlo todo con mucho detalle, que no se pierda ningún matiz. Había una especie de promesa social respecto a mi futuro. Iba a ser el amo del mundo, me animaban a postular para presidente: con esa planta, lo bien que hablas y lo que sabes. Y no solo me lo decía mi mamá o las vecinas. Estuve en la universidad unos años como profesor de apoyo, me gustaba mucho el contacto con los alumnos, sobre todo con las alumnas. Después gané las oposiciones y me contrataron en el ministerio. Vivía muy muy bien: parrillada los domingos, compras los sábados en tiendas de lujo, viajes internacionales... hasta que llegó la malversación de los caudales públicos que fue lo que nuestros políticos nos hicieron a todos y rumbo a la vieja España a devolverles la visita que tantos antepasados nuestros y suyos nos hicieron.
Y aquí estoy, en este autobús de la EMT en dirección al centro con mi bolsa Gucci en bandolera de donde en diez minutos sacaré mi disfraz de Dora la Exploradora y comenzaré a trabajar. Un euro por foto. No está mal. Los niños me preguntan por el mono Botas y sobre todo por el mapa, qué dónde lo tengo, que cómo me voy a orientar sin él, que me perderé. No hablo para que mi voz no los desengañe.
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